6/24/2005

NI TIENE TÍTULO NI SÉ DE QUIÉN ES. PERO ES HERMOSO

Ellos se conocieron por casualidad, que es como se suelen encontrar los grandes amores casi siempre. Y se enredaron en la alambrada de la mansa rutina, y pasaba el tiempo entre un sinfin de reproches silenciados, de no me entiendes, y de tu no te pongas dramatica, de te necesito y tu no soportas que fume, del frustrado viaje que quise hacer contigo y de que te gusta mirarme mientras duermo, de que me sobran los motivos para poner un final, pero no soportaria que me faltaras tu sobre la cama, de que nunca hemos bailado, de que te arrastro hacia toda la mierda y negatividad en la que vivo, de que me curas todas las heridas pero me las abres cada vez que discutimos, de que la diferencia de edad se nota cuando me pongo a llorar de repente, que no entiendes como no lo puedo evitar, sera aquel verano que empiezo a echar de menos, sera que esta otra ciudad aun asi me mira con tus ojos, sera que no me apartas cuando te abrazo, sera que es temprano y no quiero ir al trabajo, seran tus retrasos, sera por eso que este alma cansada, te echa de menos, sera que lo atroz del amor es cuando acaba, cuando al punto final de los finales, no le siguen 2 puntos suspensivos

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Esa misma casualidad hizo que Toledo estuviera a las afueras de Bilbao. Estaban cerca, muy cerca. Se entendían casi sin palabras pero no dejaban de hablar y casi siempre estaban de acuerdo. Intentaron juntos dejar de fumar. El lo consiguió. Cada uno tenía su versión de la historia. El pensaba que no se notaba la diferencia de edad porque ella era muy madura y muy equilibrada. Ella intentaba disimular la admiración que sentía por él y aparentaba seguridad para no demostrar que era muy frágil. Nunca hablaron de lo que sentían pero sobran las palabras y es posible que ya nunca más se separen.