Mi guitarra acústica está enferma. Tiene desajustada el alma. Esto provoca que cueste mucho más tocarla con comodidad. Las cuerdas están más separadas del mástil y te dejas los dedos para sacar algo productivo de ella.
Pero arreglar el alma de una guitarra es muy fácil. Puede ajustarse con una llave, que suele acompañar a la guitarra cuando la compras, en apenas unos minutos.
Cuando lo que se desajusta es el alma de una persona, no resulta tan fácil arreglarla. Hacen falta más que unos minutos. Y resulta difícil encontrar la llave necesaria para arreglar el desajuste.
8 comentarios:
Yo tengo una llave que encontré por casualidad en alguna ciudad perdida.
No es la llave que ajusta mi alma, pero quizás ajusta la tuya. Si quieres, te la regalo.
Pues entonces yo necesitoo urgentemente el teléfono de un cerrajero. Por fi...
uf, a mí me hace falta un buen afinador, me parece... no tendrás alguno por ahí?
Almas desajustadas... ¡cuántas! ¿verdad?
Besos y besos!
Algunas no necesitan de una llave, a veces hay otras cosas que pueden ayudar a repararlas.
Saludos
y que pasa si el alma esta rota? y por mucho que tengas una llave, es irreparable?
Me olvide de si te comenté hace un par de dias..
solo se que hace dos años entre en tu blog y quede prendida sobre lo que habias escrito..
despues sin saber como perdi esta direccion, hasta que la he vuelto a encontrar por casualidad :)
me gusta leer lo que escribes, lo que nace de ti,e s todo precioso, pero debes estar acostumbrado a leer estas cosas...
si quieres, solo si quieres, pasate por mi sitio tambien...
aunqueyaseatarde.blogspot.com
;) invitado a que pases
besitos
Se debería que, cada vez que uno nace, deberían de dar una llave para esas cosas.
saludos y salud
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