Y de repente, un día, algo hace un click en tu vida. Igual que cuando se enciende un interruptor. Las cosas se arreglan, del mismo modo que se estropean. Uno es feliz, y un día llega la tristeza. Igual que algunos días empieza a llover, y habitualmente te pilla en medio de la calle. Pero no importa. Porque sabes que te secarás. Y si te pillas una pulmonía, tampoco pasa nada, ya se curará. O no. Qué demonios importa.
El caso, es que un día comprendes que todo está de paso. Que todo llega y todo tiene un final. Que todo empieza, y todo acaba. Algún día, tú también te acabarás. Igual que este blog, que el amor que sentiste un día por quien no debiste sentirlo, o igual que el plato de pasta carbonara que te salió estupenda el sábado pasado. Así es. Y mientras, a uno sólo le queda disfrutar el momento. Eso nos queda.
6 comentarios:
Lo único que falta es aprender a hacerlo. Y me da a mí que no es tan fácil...
Carpe diem (aquel que pueda!)
nos queda eso.
y no es poco.
besos!
Disfrutar el momento,ese es el pilar de mi filosofía de vida, claro que sí.
Pues eso , a disfrutar¡¡
Un beso.
Wendolina.
Nos queda el momento, el presente.. es mucho, muchísimo para desaprovecharlo con miedos o egoísmo por el futuro; no es conformarnos, es VIVIR..
Muy buena la entrada
Te invito a mi blog, a ese conglomerado de locuras a las que aportarías algo de orden con tu cordura...
http://unarameraunabombayuntemporizador.blogspot.com
Besos
sólo? pero si nos queda eso!!!! lo malo, no darse cuenta... pero, vamos aprendiendo, verdad?
"Disfrutar del momento"... ese es el plan... pero incluso eso se hace difícil a veces...
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