El maestro que le había formado durante muchos años le dijo que llegaba el momento de separarse, que ya no podía enseñarle nada más y que debía continuar su camino. El muchacho se puso muy triste, pero entendió que era un cambio necesario y que tenía que aceptarlo. En el momento de la despedida, el maestro le colocó un anillo en un dedo, y le dijo: "cuando vaya todo realmente mal, cuando pienses que nada puede ir peor, quítate el anillo y lee la inscripción que lleva dentro. Pero hazlo sólo cuando sea realmente necesario."
Unos meses después, el muchacho necesitó acudir al regalo de su maestro. Todo se derrumbaba y las cosas le iban realmente mal. Se quitó el anillo, miró la inscripción de su interior y leyó:
TODO PASA.
3 comentarios:
Todo pasa;
y todo llega.
Por algo.
Este es uno de los mayores consejos... mi maestro-padre añadiría: "Si es algo que se puede solucionar, no te preocupes, se solucionará. Y, si es algo que no se puede solucionar, preocúpate menos, pasa a otra cosa".
así que,... a seguir siempre!
Pues si, todo pasa, la pena es que el tiempo sea relativo y lo malo se nos haga taaaaaan largo....
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