Ató todos los cabos. Abrió su ordenador. Encendió un cigarro. Reflexionó levemente sobre el vértigo. Miró la viejas fotos. Leyó aquellos textos que un día, él, escribió pensando en ella. Miró el infinito. Una vez más, pensó sobre los motivos. Y las razones. Y las causas. Y toda esa mierda. Ya era demasiado tarde para todo. Para todo. Apagó el cigarro. Cerró el ordenador. Estaba triste. Pero acostumbrada. Fué hacia la cama. Le vió a él. No quiso despertarle.
Y aprendió a vivir acostumbrándose. No queda otra.
4 comentarios:
Espero que existan respuestas para todas las preguntas que quedan en el aire. A veces no sé sí es mejor conocer la ¨verdad¨. Porque puede ser que cada uno tenga una versión distinta de ella.
Sí las circunstancias no se perciben como favorables, es cuando se sucumbe aún más ante lo que se anhela.
Es un texto breve, pero lleno de intimidad.
Nos perdemos aún teniéndonos y así vamos de un lado a otro, con vértigo y todo.
Saludos y buenas noches...
Aprender a acostumbrarse... Es así...Pero no sé si queda otra.
...y aprendió a vivir acostumbrándose, no queda otra...
En eso estoy...
Besos
Rutina, la unica capaz de matar al amor
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