"Probablemente nunca fuimos nada. Y sólo se trataba de espantar juntos nuestras soledades. Quizás mis ojos no llegaron a verse reflejados nunca en los tuyos."
Sólo dijo eso. Y yo sentí que se acababa. Igual que cuando eres un niño, se acaba el verano, y te mueres de pena. Qué le vamos a hacer. Aprendimos a perder los partidos desde que empezó la temporada, y ni siquiera un empate nos podía hacer sonreir. Así pues, al día siguiente, quemé el mapa de mi cuarto donde señalé todos los lugares en que fuimos felices, o donde al menos creimos serlo. Y el cepillo de dientes que se había quedado a vivir en su casa volvió a un cajón oscuro de la mía. Y ahora sólo veo películas en blanco y negro. La tristeza es como un río, y siempre vuelve a su cauce. Y a veces, por el camino, provoca inundaciones y grandes catástrofes. Igual que tus ojos.
4 comentarios:
Perfecto, simplemente perfecto y gris.
aun mas perfecto!
....
acabo de recordar aquel sentimiento...
¡Vaya!
Recuerdos mis pasados veranos en el pueblecito. Cuando llegaba el final de agosto y tocaba regresar. Niña triste era yo.
Quizá no lo creas, pero confía en que el tiempo cura todo. Claro que cada uno tiene su tiempo, a algunos nos cuesta mas.
Nos vemos en el camino.
Tchau
Pd: Gracias por visitar y comentar mi blog, es todo un honor.
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