...y de fondo un disco entero: "El regreso", de Andrés Calamaro
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Leo una frase que dice "haz aquello que nunca debieras hacer". Las frases certeras siempre van al centro de la diana. Escribo esto con las manos heladas. Miro por la ventana y no veo el cielo, sólo nubes. Empiezo el día leyendo a Ray Loriga, a ver si encuentro algo. Empezamos a vivir abrazados al invierno de Madrid.
Y esta noche Calamaro. Quien no haya crecido escuchando a Calamaro es difícil que entienda lo que se siente al poder verle en directo después de tantos años esperándolo. Hay quien dice que la culpa siempre es de Andrés, y tal vez esté en lo cierto. La primera vez que le escuchas cantando "Crímenes Perfectos" es como si te dejaran KO el corazón. Y así con tantas y tantas canciones. Con él aprendimos lo que es hacer canciones DE VERDAD.
Tengo en la lista de cosas pendientes acabarme el libro de Jorge Bucay y conseguir el último disco de Jaime Anglada. La vida está hecha de cosas pendientes.
2 comentarios:
aish, a estas horas debes estar echo un flan... ;) espero que lo disfrutes tanto como habrás soñado tantas veces... (y ya nos contarás, eh?)
besotes
Calamaro, el corazón de Madrid
MIGUEL A. HERGUEDAS (elmundo.es)
MADRID.- Más de 14.000 personas vibraron el viernes en el Palacio de los Deportes con el músico argentino en su regreso a la capital tras más de un lustro de ausencia. Su gran concierto arrancó como una sesión íntima para incondicionales y se remató con un 'revival' de grandes éxitos de Los Rodríguez.
Calamaro desintoxicado. Calamaro pletórico. Vital Calamaro. Los fieles de la 'iglesia calamariana', jóvenes, maduros, albicelestes y demás, disfrutaron con todas las variantes del ídolo. Si el calamar gigante tiene tres corazones, a Andrés le basta uno bien grande para poner Madrid a sus pies.
De negro riguroso, pero con mucho mejor aspecto que en otras épocas venenosas y oscuras, Calamaro salió al escenario asegurando que esta noche iba a "florecer la vida". Detrás de él, Bersuit, un grupo de ocho musicazos que se las han ingeniado para devolverle a la carretera y que han trabajado en 'El regreso', su disco en directo grabado el pasado abril en el Luna Park bonaerense.
Poco tardó Andrés en demostrar que ha vuelto con todas las de la ley. Frente al teclado, con la izquierda libre para agitar los sentimientos, atacó 'Las oportunidades', 'Los aviones' y 'Crímenes perfectos', himnos estremecedores de las pequeñas cosas que laten por debajo de los afectos. Así perfilado, con el público murmurando palabras de amor, dio paso al turno de los tangos.
Salió el "grande y profundo" Niño Josele, el guitarrista que participó en 'El cantante', su último trabajo de estudio. Con él, dos clásicos como 'Por una cabeza' de Gardel —el mejor autor del siglo XX tras The Beatles, Andrés 'dixit'— o 'Sur'.
Las seis cuerdas flamencas también se agitaron con 'Estadio Azteca', la énesima prueba de fe de Andrés hacia Maradona, trampolín para intercalar los recurrentes versos del 'Martín Fierro' que ha convertido en lema vital: "Gracias le doy a la Virgen, gracias le doy al Señor, porque entre tanto rigor y habiendo perdido tanto, no perdí mi amor al canto ni mi voz como cantor".
A pesar de los medios tiempos, la gente seguía entregada. Tras el homenaje 'bluesero' y 'malasañero' a Pappo y Kike Turmix, llegó el agradecimiento a ese Palacio que "ha resurgido de sus cenizas" y un desplante a 'porta gayola' con 'Media Verónica'. Atado al hilo de las tablas del teclado, sólo se desmelenó con 'Alta suciedad' y la guitarra de Víctor Valenzuela.
Para los que sólo tenían en casa discos de Los Rodríguez o recuerdos de alguna radio fórmula, Andrés se reservó un póker bajo la manga con cuatro clásicos contemporáneos. El delirio se llamaba 'Flaca', 'Paloma', 'Mi enfermedad' y 'Sin documentos'. Sin palabras.
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