1/31/2006

EL DESTINO QUE NOS LLEVA (1ª PARTE)

Correr hacia ninguna parte. Eso es lo que había hecho durante toda su vida. Los años pasaban y ella se dejaba llevar por el destino. No le gustaba tomar decisiones, así que prefería que pasara lo que tuviera que pasar. Estaba segura de que esa era la mejor manera de andar por la vida.
Tuvo una infancia normal, sin grandes noticias. Viviendo en un pueblo donde todos creen conocerse.
Desde pequeña le había encantado jugar a juntar letras, se notaba que ella era especial, diferente a todas las niñas de su edad. Tenía un gusto diferente en las películas, los libros, las canciones, en todo. Tenía otra forma de sentir las cosas. Todo lo llevaba muy adentro. Cuando estaba feliz, podía serlo más que nadie en el mundo, pero cuando estaba triste, podía conseguir ser la persona más desdichada sobre la faz de la tierra. Era de esa clase de personas que tienen tanta sensibilidad que lo viven todo de forma muy intensa, con esa habilidad para hacer de las pequeñas cosas algo inmenso.
No había nada en el mundo que le gustara más que llenar cuadernos y cuadernos. Primero poemas, después pequeños cuentos, y un día una primera novela que no leyeron ni sus mejores amigos. Por supuesto, tenía un padre que le decía que estudiara una buena carrera, que se hiciera abogada o economista, que así podría presumir de ella en el pueblo. Que lo de escribir estaba bien, pero sólo como un hobby, que con eso no se podía ganar la vida.
Con la excusa de estudiar periodismo consiguió escapar de aquel lugar en el que había nacido, dejando atrás un pasado perdido y un novio que nunca fue especial. La carrera no la gustaba especialmente, pero algo tenía que estudiar para justificar su huída del pueblo.
Artículos en revistas de tres al cuarto y caseros que no aceptan el pago en ilusión. Las noches de camarera, para poder comer, y los días escribiendo, para poder soñar.
Un día, un pequeño premio literario le acercó al sueño de ser publicada. Mucha ilusión y pocos lectores, ecuación que se repite en cientos de escritores. Aquellos días, esperando que las cosas fueran a mejor, se le hicieron eternos. Parecía que el futuro no iba a llegar nunca.
De pronto un día, el destino le sorprendió con un giro inesperado. Sin saber ni cómo, ni por qué, se encontró con que un hombre se había enamorado de ella. Tras unos meses de citas y buena conversación, la llevó al altar y, desde entonces, gracias a que él gozaba de buena situación económica, ella podía dedicarse sólo a escribir. ¿Enamorada? Más bien resignada. Hacía tiempo que había descubierto que todo lo que le contaron sobre el amor era una gran mentira. Ya no creía en los cuentos.
Durante aquellos años estuvo bastante cerca de ser feliz. Se pasaba los días envuelta en la rutina de hacer aquello que más la llenaba: escribir. Su marido era un buen tipo, la cuidaba y la entendía como nunca lo habían hecho. Y se dejaba llevar, un día, y otro, y otro más, llenando páginas en blanco para llenar su vida. Desde luego, no le gustaba vivir con esa dependencia económica, pero lo justificaba en el hecho de que así podía dedicarse en cuerpo y alma a llenar páginas en blanco. Alguna amiga dejó de hablarla, por considerarla poco consecuente con sus ideas y con la vida que había llevado hasta el momento. ¿Pero ellas qué sabían?

Pasado un tiempo se encontró con algo que hacía mucho que había dejado de esperar: el éxito. Hacía unos meses que había publicado un libro. Un amigo le había dedicado una buena reseña, y parece que el boca a boca hizo el resto. Sus libros dejaron de estar perdidos en las estanterías, y cobraron una importancia que nunca habían tenido.
Llegaron las entrevistas, los autógrafos, la tele, la feria del libro, los viajes. Una vida de escritora de éxito.
Y su marido que le pide un día que le haga padre:
-¿Precisamente ahora?
-¿Por qué no?- le respondió él.
Así que aquello fue el final de una bonita historia de amor. Él no entendió que ella dijera que no, así que decidieron seguir cada cual por su camino.

CONTINUARÁ...

1/24/2006

PENSAMIENTO DE LA SEMANA

La honestidad no es una virtud, es una obligación.

Andrés Calamaro.

Y la canción de la semana:

El Campeón, de Quique González

1/18/2006

BIOGRAFÍA- PEDRO GUERRA

Esta canción me define. La escuché por primera vez cuando era muy pequeñito(con 11 o 12 años). Es la primera canción del primer disco de Pedro Guerra. Hoy volví a escucharla, mucho tiempo después, y volvió a emocionarme. A ver qué te parece.
Podría poner muchas canciones de Pedro Guerra. Otro día pondré más.
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Llegué de París siguiendo un cometa
porque en mi país no había cigüeñas
llegué a mi ciudad de pueblo por dentro
reloj y adoquín de yerba y cemento

proceso normal ningún drama interno
creciendo al compás de ritmos eternos
y tuve un amigo y no quise perderlo
un día me fuí y jamás volví a verlo

lloré cuando me dejaron en la escuela
lloré cuando me dejaron la primera vez

fue a los veintidós que supe de sexo
del dulce lenguaje que vive en los besos
un tipo vulgar enano con sueños
muy poco nocturno y bastante p'adentro

canté para no aburrirme los domingos
canté y esa era la forma de sentirnos bien
llegaron después las buenas ideas
y entonces fuí tres raíces modernas
presagios de amor canción de la abuel
ay en el corazón algunas banderas

canté y esa era la forma de buscarnos
canté y esa profesión me fue quedando bien

y estamos aquí naciendo y muriendo
moviendo los pies cantando y viviendo
y así voy a recibirte en este atardecer
y así siento que es posible, sólo hay que querer

PENSAMIENTO DE LA SEMANA

Si los hijos de puta volasen, no veríamos nunca el sol.

1/11/2006

EJÉRCITO ESPAÑOL: SUSPENSO EN DEMOCRACIA

Hay muchas cosas que no cambian con el tiempo. Un militar amenaza con intervenir si la realidad no les gusta. Declaraciones en blanco y negro, que parecen sacadas de otra época.
Es curioso que dos instituciones que tienen su razón de ser en los demás, sobrepasen sus límites de actuación cada cierto tiempo. Por supuesto, estoy hablando de la iglesia y el ejército.
Aunque nadie les dé vela en el entierro de la política, ellos se sienten con la autoridad moral necesaria para intervenir donde Dios y la Patria les autorizan.
Servidor, que se confiesa no creyente en ninguna de las dos instituciones, propone una gran solución para atajar el gran problema que un momento dado pueden llegar a representar:
que les financie Rita.
Que el Estado dedique su dinero a gastos sociales, y no a visionarios salvapatrias ni a vendedores de vida eterna.
¿Te imaginas un mundo sin iglesia ni ejército? Y si encima tampoco hubiera reyes, ya sería el no va más.
En fín, hay cosas tan bonitas que nunca podrían ser verdad.

1/06/2006

Y SOÑARÉ

...y de fondo "Pájaros Mojados", de Quique González.
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Tal vez me de por desnudarte sin quitarte la ropa. O por marcharme hacia ningún lugar (sin moverme del sitio, claro está). Puede que me siente en el rincón de tu habitación que lleva mi nombre y que escriba sobre tí hasta desgastarte.
A lo mejor me voy a patear la calle, a buscar los pasos de tipos que fueron yo antes de que yo aterrizara en el mundo. Puede que llegue hasta las puerta de mis dudas y grite bien alto que me cansé de esperar una respuesta. Quizás me de una vuelta por el infierno, a ver a quién me encuentro.
O tal vez no haga nada, y me quede en la cama, escuchando a Sabina cantarme canciones de perdedores, o que me inyecte en vena los versos que tú nunca leerás.
Y soñaré. Soñaré que la vida me devuelve los favores que me debe.

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Por cierto, aprovecho la "repesca" de este post para felicitaros el año. Que detrás de la cifra 2006 se esconda el mejor año de vuestra vida, que la tristeza quede aparcada para siempre y que tengáis mucha salud corriendo por vuestras venas.

Por todo aquello que nos queda por vivir.

Salud!