12/11/2005

LA CHICA DEL CAFÉ

La chica del café consigue atraer las miradas con su manera de fumar.
Agarra el cigarro con dos dedos y tuerce levemente la boca mientras suelta el humo hacia arriba. En ocasiones parece que en cada calada dejase escapar un remordimiento, esperando que formen una nube que se vaya bien lejos.
La chica del café tiene un flequillo en forma de última moda, el color del pelo haciendo juego con la noche que ahora empieza, y unos ojos que dan la sensación de estar siempre buscando algo.
En todos sus gestos se nota que es una chica con clase. Aunque vista con una camiseta y unos vaqueros de lo más normales. No se sabe ni el cómo ni el porqué, pero esos gestos que la hacen única consiguen llevarla a lugares difíciles de alcanzar.
La chica del café ignora que el tipo que tiene frente a ella escruta cada uno de sus gestos buscando palabras que los definan. Nunca sabrá que desde hoy tiene un retrato en forma de palabras.
Tal vez debiera acercarme y preguntarla si le apetece otro café, o si tiene planes para el resto de su vida. O tal vez no.
Puede que lo mejor sea quedarme esperando a que se marche, rompiendo el hechizo que se ha formado entre los dos, sin que ella lo sepa.

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