El próximo fín de semana visita Valencia nada más y nada menos que el Papa, nuestro amigo Ratzinger. A su paso, como no podía ser menos, habrá un espectacular despliegue. A su llegada y desde el mismo aeropuerto, el Papa encontrará la ciudad vestida de amarillo y blanco -colores oficiales del V Encuentro de las Familias- con 10.000 banderolas, 6.720 vallas de protección -que acotarán el recorrido de Benedicto XVI- y 5.000 reposteros para los balcones.
A eso hay que añadir el enorme despliegue policial a su paso, el gasto de todos los cargos públicos que estarán junto a él, y sobre todo:
Para unos minutos (los que dura una misa) se instalará un altar efímero de 2000 m², que costará más de 600.000 € (100 millones de pesetas), eso sí, dotado de un microclima para librar a Benedicto XVI y obispos concelebrantes, de los calores de Julio, ya que, según ha trascendido, la temperatura era el principal inconveniente para que el Papa se aproximara a la concentración de familias en Valencia.
También se está construyendo en el Palacio Arzobispal un apartamento de 180 m² para que Joseph pase allí sus horas velencianas. Así mismo, se están invirtiendo varios millones en la construcción de apartamentos para los obispos invitados, tres mil, en el viejo Seminario de Moncada.
Desde luego, este gasto está más que justificado ante la importancia de la visita de alguien así. Mejor gastarse el dinero público en cosas de esta importancia, y no en otras como hospitales, colegios, ayuda a los pobres, y tonterías similares.
Totus tous.
No hay comentarios:
Publicar un comentario