Todos los días como en un bar de barrio, de esos de menú del día a 9 euros. Se llama "El chuletón", aunque lo conocemos popularmente como "el Raikkonen" debido a la velocidad del camarero (nótese la ironía).
Comida casera y un ambiente familiar. Casi todos los parroquianos somos siempre los mismos: los albañiles, el doctor, el conductor de autobús, la abuela...
Y nuestro amigo el Raikkonen tiene la gracia de ponernos todos los santos días el telediario de Telemadrid. Algo único, increíble, que roza lo absurdo. Los telediarios de Urdaci, al lado de esto, son un ejemplo de pluralidad informativa. Si alguien no lo ha visto, no se puede hacer a la idea. Pase lo que pase, la culpa es de Zapatero. Durante media hora desfilan las noticias: que el gobierno dialoga con terroristas, que los jubilados no tienen para comer, que un ministro ha reformado su piso, que hay intentos de agresión a políticos del PP, que en las calles del País Vasco poco menos que hay una guerra, etc. Y mientras tanto, Esperanza inaugurando hospitales privados (ah no, que ese pequeño detalle lo omiten), porque ella sí que es buena. Vamos, que en España estamos viviendo poco menos que el APOCALIPSIS. Entre las mesas de los comensales desfilan de forma habitual diversos exabruptos mientras se contempla semejante espectáculo, de los que el más suave es: "pero qué joputas". Una vez más, la sabiduría de los bares se impone. Menos mal.
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