5/30/2011

Era un tercero sin ascensor

Yo te invité un día a un café.
Tú me invitaste a todo lo demás.
Ella sabía borrar el miedo
que habita en miradas ajenas.
Yo tenía una ligera idea
sobre determinados lenguajes
para los que no hacen falta palabras.

Parece que nos entendimos.

A veces todo converge.
Y uno no sabe muy bien cómo.
El caso es que prendimos fuego
a los relojes de bolsillo.
Y todos los autobuses rojos
empezaron a terminar en su casa.
Era un tercero sin ascensor.
Del barrio de Malasaña.
Dejamos abiertos los balcones.
Y al menos de momento,
el frío pasó de largo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bestial... bien podría, no sólo compararse, sino, casi, superar a una de las letras de mi gran Maestro Sabina...

Esos encuentros inoportunos tan oportunos, esas miradas desconocidas tan conocedoras de lo que desean, esa pasión sin nada mas que la entrega al placer, sin egoísmos, sin complicaciones...eso sucede en la vida... hoy en un tercero sin ascensor..mañana quien sabe..

Me encanta, te superas..buff, un verdadero placer leerte. Gracias

Bsos, hoy furtivos

Marlon dijo...

muchas gracias minuet.

petite beauline dijo...

es tuyo?
me ha encantado, es increible.