12/12/2011

Sí. Hablamos de que era un día raro. De esos en los que la normalidad es una nota dominante y discordante. De las que no nos gustan nada. Me levanté. Y ya supe que ese día no iba a ser aquel en el que escribiera nada que me pudiera transportar a algo parecido a la eternidad. Hacía frio en casa. Bastante. Pensé en ella. Borré algunas cosas que no debía borrar. Lavé los platos. El desayuno fue una tregua en medio de la guerra que a veces es la vida. Realmente debo reconocer que no pensé en hacer lo que hice. Pero lo hice. Y es lo que hay. Sólo es eso. Nada más.

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