4/10/2005

EL GRAN HOUDINI

Hay gente que se pasa la vida escapando, soltándose de las cadenas que les atan.
Un escapista no es un mago, es algo mucho mejor y más arriesgado.
Harry "El Gran" Houdini se escapaba del interior de cajas fuertes arrojadas al mar, de camisas de fuerza colgado boca abajo de rascacielos, y de toda suerte de esposas, cuerdas, baúles cerrados con candados y cadenas de cualquier tipo. Las cárceles del mundo lo desafían y compiten para mantenerlo entre barrotes. Houdini huye siempre y su fama crece. Llegó incluso a ser enterrado vivo.
El destino quiso que desafiara a un desconocido a que le pegara un puñetazo en el estómago para demostrarle su resistencia física y vigor muscular. El joven universitario al que había retado obedece sin hacerse rogar dos veces, golpea fuerte, derrumba al mago y le perfora el apéndice. Houdini soportó el dolor y marchó a Denver donde tenía una función, pero no pudo acabarla. Infección veloz y masiva y, diez días después, cae el telón.
Houdini no consiguió escapar del último reto. Siempre hay un final del que no se puede escapar.

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