3/23/2011

La Extraña Habilidad de Determinadas personas Para encender Algunos Interruptores (*)

Los ascensores que brillan por su ausencia. Los pasaportes con hojas de más. Las estrellas fugaces que saben a poco. La salsa carbonara que lleva tu toque. Aquel poema de Sabines. La Lluvia. Una calle de Lisboa que acaba en París. Una siesta donde siempre es domingo. Soñarlo, despertar y ver que sigue siendo realidad. Tu voz dormida bajo el ruido de fondo de las estrellas con forma de farola. Los desayunos con final feliz. Las salas de espera que no esperan nada bueno. Una copa de vino y unas gafas de sol. La constelación que habita en tu espalda. La primavera que llena de flores tu ombligo. Madrugar. El cielo. Tu voz. Y todo es tan diferente.
Porque tú lo iluminas.

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