3/07/2005

JÓVENES Y HERMOSOS

...pongo la letra de esta canción del nuevo disco de Ismael Serrano, porque es la que más me ha gustado del disco, porque dice tantas cosas y porque tiene mucha poesía y muchas imágenes. Allá va:
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La lluvia suspendida en los neones
araña mis pulmones y el barniz
rojo metalizado del coche que te ve salir
del metro de Callao, envuelta en una nube
de cenizas y Tresor,
cansada como el humo de mi boca,
como el día en que dijiste adiós.

Rubia, ¿qué haces aquí?
Esto está lejos de tu barrio.
Y el dulce bisturí
de la memoria, el viejo tacto
de tu mejilla, me cortó.

Tómate algo conmigo
antes de que ardan las aceras,
de que la primavera acabe y cuéntame
que hiciste en este tiempo,
dime que estás bien.
Entremos aquí mismo, ¿te casaste?
No me digas...
Jefe, un par de cañas.
Confiesa que me buscaste
entre los escombros,
en las ruinas del alma.

Dime que aún recuerdas
el asiento de atrás del coche,
los mirones del parque,
césped en mis pantalones
y la certeza de sentir.

Mirabas siempre al sur,
joven y hermosa.
Decías que tras la autopista
me esperabas para huir.
Mirábamos al sur, no fui tan lejos
por no encontrar al otro lado
las certezas que perdí.
Y esta claridad.

Yo sigo con mi lucha y mis canciones
y para morir joven ya soy viejo
-nunca fue mi afán-.
Que la vida iba en serio
ya te avisó un poeta,
y como a mi, hiciste bien,
tampoco lo escuchaste.
Por eso te seguí hasta el precipicio,
y acaricié las luces de tu estambre.
Me dejaste la guerra,
y los manojos de ortigas.
Te fuiste con mi aliento,
con mis discos de Sabina
y la llave del porvenir.

La herrumbre de los años te respeta.
Otra cerveza. ¿Cómo que te vas?
Con las prisa de siempre, rubia.
Sigues igual. Bueno, tienes razón,
algo hemos cambiado.
Nos agotó el reloj.
Tú te cambiaste de tinte,
yo cada día miento peor.
Te acompaño hasta el metro.
No, mujer, que no es molestia,
y si te faltan refuerzos:
mi teléfono en tu agenda
y la certeza de sentir.

Mirabas siempre al sur,
joven y hermosa.
Decías que tras la autopista
me esperabas para huir.
Mirábamos al sur, no fui tan lejos
por no encontrar al otro lado
las certezas que perdí.

Y esta claridad...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Duermes,
mientras la ciudad golpea el cristal con su llanto,
ajena a tu sueño. Qué pena que este milagro
de verte dormida en paz
no desborde el muro de esta habitación.
Ojalá que mañana,
cuando te despiertes,
duerma mi dolor.

Duermes,
y bajo el flexo una estudiante reza la locura
de huir con los muchachos del camión de la basura.
Y, mientras, los bares
entierran la culpa de esta gran ciudad.
Tantas soledades
sin saber que duermes
no pueden amar.

Duermes,
insomne cruzo la casa y te busco intranquilo,
porque sueño a tu lado,
aunque no duerma contigo.
Duermes,
perdona mi maldita costumbre de despertarte
porque tengo miedo,
o porque llego tarde.

Duermes,
y un hombre escribe versos frente a una computadora.
Temblando, en la pantalla, abre la caja de Pandora.
Y en un cuarto de hotel,
busca encendida en el minibar
el rumor de las olas
una pareja que esta
noche no dormirá.

Duermes,
y un hombre llora en un taxi mientras suena la radio.
Una mujer desnuda lo detiene en un semáforo.
Nadie sabe que duermes,
no consta en los diarios.
Qué lástima la gente
que nunca besará la paz
sobre tus párpados.

Duermes,
insomne cruzo la casa y te busco intranquilo,
porque sueño a tu lado,
aunque no duerma contigo.
Duermes,
perdona mi maldita costumbre de despertarte
porque tengo miedo,
o porque llego tarde.