9/16/2010

para ti

Aún recuerdo cuando abriste aquella puerta. Tratando de no hacer ruido, y entrando siempre de puntillas los primeros días. Supongo que fue lo primero que me llamó la atención: tu forma de entrar en los sitios. Después ya descubrí otras cosas, como tu coraza y tu forma de hacerte la fuerte. Confieso que llegué a creérmelo. A veces me hacías sentir tan pequeñito...
Varios desayunos después empecé a darme cuenta de lo que había. Sí, más pronto de lo que tú jamás pudiste imaginar. Nunca pensé que pudiera conseguirte, pero supongo que entonces tuve más ambición de la que jamás he tenido. Alguna vez tenía que ser la primera. Fui ambicioso, sí. Y un poco kamikaze también.
Me hice socio de la paciencia y fui ganándote poco a poco. Despacio, por primera vez en mi vida. El tiempo que te esperé fue algo más que eterno. Varias dudas, miedos y meses después encontré el castillo, y derribé tu muralla. Me dejaste entrar. Gracias. Por hacerme un contrato temporal de felicidad. Y te dedicaste a curarme. Más de lo que nadie nunca lo hizo.
Ahora déjame quedarme. Por favor.

4 comentarios:

sinmi dijo...

Bonito, bonito.

Palabras a tiempo dijo...

Es precisamente lo que esperaba leer de la boca de la persona a la que más echo de menos ahora mismo, la que más quiero y a la que pensaba que yo también había curado.
Eres increíble, y debes saber que esas frases no pasan de puntillas nunca.

Paula dijo...

"Gracias. Por hacerme un contrato temporal de felicidad"... Creo que es la frase más bonita que he escuchado/leído jamás... No, no... no lo creo: ES la frase más bonita, sin dudas.

Ana A. dijo...

Ante esas palabras ... no dudaría ... :D

Me ha encantado la entrada ... si.