9/26/2010

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Nada, ya no escribo nada. Porque no se me ocurre nada. Entre madrugones y cambios horarios, el tiempo pasa y yo trato de seguir por la linea recta. El tiempo de espera es eterno en paradas de autobuses. Todo sigue igual pero de forma distinta, lo cual termina siempre despistando. Desconecto del ruido de los telediarios, me disfrazo de gente corriente y me afeito en una semana más que en toda mi vida. Las monedas pueden cambiarse, las vidas no, aunque sean más caras. El verano se marcha sin despedirse y desde un balcón del centro esperamos una lluvia que limpie las heridas, y que termine venciendo las dudas. O que al menos consiga un empate.

3 comentarios:

palabras a tiempo dijo...

"El verano se marcha sin despedirse y desde un balcón del centro esperamos una lluvia que limpie las heridas, y que termine venciendo las dudas."

Ojalá eso terminara ocurriendo.
Ojalá...

Besitos

Wendolina. dijo...

Afeitarse es una costumbre tan fea como hacer la cama.

A mí tampoco se me ocurre nada. Bueno, se me ocurren pero sólo cosas moñas. Hay que ver qué momento h eelegido par aabrirme un blog...

Un beso¡

carla dijo...

En general, al leerte, tu dolor me desgarra. Excelente tu manera de transmitirte. De sali de vos y venir en mi para compartirme tu dolor. para poder absorverlo.