Piérdete conmigo. Nadie nos encontrará. Regálame tu corazón. No hace falta que me lo envuelvas, me lo llevaré puesto. Hazme un hueco en tu colchón. Me conformaré con poco. Desátame. Pero después vuelve a atarme. Llévame lejos. Dámelo todo. Te regalo mi vida. Grítame. Muérdeme. Que nadie sepa dónde estamos, ni tampoco quiénes somos. Que la falta de tiempo no sirva de excusa. O mejor aún: que no existan las excusas. Mátame.
Y que mis ojos sólo reflejen los tuyos.
1 comentario:
Qué bueno eso de "regálame tu corazon. No hace falta que lo envuelvas, me lo llevo puesto"... Me ha recordado a una escena de Medem, de los Amantes del Círculo
Polar. Y a uno de los episodios más importantes de mi vida, en un banco, con un corazón de gomaespuma...
Un abrazo!
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