1/27/2009

EL EXTRAÑO SUCESO DE LOS MACARRONES PICANTES DE MADRUGADA

Tengo que contar esto en público. Creo que nos hará bien a todos para superar el trauma.
Eran las 3 de la mañana y estábamos tomando algo por ahí, exactamente por Malasaña, en Madrid. Éramos cuatro (dos chicos y dos chicas). De repente, alguien dijo que tenía hambre, y se nos ocurrió la genial idea de subir a casa de una de estas amigas, que vive en ese barrio. Las dos amigas (pongamos que se llaman E. y L.), se fueron a la cocina bajo la promesa de volver con unos suculentos macarrones. Pasada como media hora volvieron con ellos. Por mucho que me esfuerce es imposible explicaros cómo sabía eso. Resulta que E. encontró en su cocina una bolsa con unas extrañas hierbas. Creo que echó la bolsa entera. Y era picante. Pero no hablamos de "pelín picante", estamos hablando de algo que podemos definirlo con la palabra fuego.
Tras comerlos te sobrevenían varias fases. La primera era la de necesitar beber un litro de agua de forma urgente. La segunda era que empezabas a sentir escalofríos en el cuerpo. Literalmente.
Por suerte, parece que no vinieron más efectos secundarios.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Tengo un amigo que es casi tan pupas como tú, insisto, casi...

Matías Castañon dijo...

Claro, claro: tu con la ternera picante del chino de Huertas si que eres un valiente... A mamarla...

Marian dijo...

Bueno, a esas horas... nada es extraño! :)

un besote