10/12/2010

Morir con las botas puestas

Yo, que tanto te quise
y a ratos hasta te llegué a amar.
Yo, que escribí tu nombre en crucigramas
y en billetes de tren a ciudades feas
y en cartones de pizza del día anterior
y en cartas del banco
Yo, que te busqué en guía telefónicas
facebooks, twitters y tuentis
cuando aún no tenías nombre
y aún no te habías quedado
a vivir dentro de mí
Yo, que hice puenting por tus caderas
blasfemé ante tu sonrisa
y cociné el mejor plato del mundo
usando como ingrediente tu boca

Yo, el que te mira ahora
dormida mientras alumbras las sábanas blancas
y tus párpados llenan de luz
a los comercios de este barrio del centro

Te digo adios.
Y sé que algún día lo entenderás.

3 comentarios:

Palabras a tiempo dijo...

Una entrada que me deja vacía, pero espero que a ti te llene de paz.

Besitos

Wendolina. dijo...

RE-LINDO.

Un beso.
Wendolina.

Flavya dijo...

me lleno de amor al comenzar a leer...me senbto identificada y el final...llena de lagrimas me parece(con todo respeto) cobarde, no se abandona a la gente, el el dolor mas grande del mundo, quedan mil porques y te carcome la vida.
te dejo un beso y un abrazo