4/21/2011

Prejubilado

Desde que no trabaja, Ramón se ha convertido en un tipo normal. Con 55 años le prejubilaron de la rutina en que vivía, dirigiendo los destinos de aquellos que subían a su viejo vagón de metro. 30 años de su vida pasados bajo tierra, recorriendo túneles sin parar. Trabajos así le forjan a uno el carácter. Como amigos, un par de botellas de Jack Daniels, un paquete de tabaco negro y un viejo perro por el que nadie daría ni un par de céntimos. En su viejo piso el tiempo se paró en 1977.
La televisión basura como consuelo para la soledad. En la nevera, sujetados por un par de imanes con publicidad del telepizza, tiene colgados un par de horarios. Uno de lunes a viernes, otro para el fín de semana. En ellos se puede leer: "11, Ana Rosa. 1, Arguiñano. 2, los deportes. 3:30, Sálvame. 5, El paseo...". Hay que ser metódico en esta vida.
A las 6 de la tarde, todos los días, mira por la ventana, y encuentra en la lejanía a una rubia vecina de pelo rizado, que llega a su casa tras un día de intenso trabajo. Si la hubiera pillado con 30 años menos... habría hecho algo más que bajar a mirar su nombre en el buzón. Mari Cruz. Qué nombre tan pasional el de la muchacha.
Ramón pasa los días como un reo esperando su ejecución. Conduce su vida como si fuera un vagón de metro, bajo tierra, en la oscuridad, esperando llegar a la luz de la estación...

2 comentarios:

illeR dijo...

Pues yo todos los días cuando suena el despertador pienso en la jubilación, deseando estoy que llegue, qué bien me lo voy a pasar leyendo, viendo documentales, paseando, dibujando!! La vida!! Eso o que me toque el euromillon, lo que llegue antes, que me temo que será la jubilación!!

Marinus. dijo...

Me gusta este lugar, me quedaré merodeando por aquí, un rato, si se me permite.
:)