10/10/2011

Escribiendo desde una estación de metro de París después de huir del desconcierto



"Ser feliz está sobrevalorado". Esa fue la primera frase que me dijo. Después me llevó a pasear por esta ciudad, a enseñarme todos los rincones donde un día, alguien, pensó que el mundo era un sitio amigable. Yo venía de un lugar llamado el dolor, de donde sólo salen trenes de vez en cuando, y en marcha. Pensaba que huyendo podría escapar, y ahora sé que acerté. Sólo cambiando el decorado puedes cambiar el guión de algunas películas sin final feliz. El olvido es sólo una palabra que se usa como excusa para no reconocer el fracaso de que hay cosas que nunca se olvidan. Me quedé a vivir en Montmartre, y como buen exiliado, a veces, sólo a veces, echo de menos a aquellos que nunca me echarán de menos. Cuando la vida te golpea no deja marca, deja algunas cosas mucho peores. Y vaya si golpea. ¿Para ser feliz  es preciso vivir en la ignorancia? Empiezo a pensar seriamente que no hay otra. Y sólo puedo ser ignorante si estoy lejos. Vi llover desde mi ventana, mientras todo se iba a la mierda, y te aseguro que no me hizo ninguna gracia. "Ahora entiendes porqué dejé España y me vine a Francia, ¿verdad?". Y la respuesta, obvia y serena, resonó en mi interior. Así es la vida, qué le vamos a hacer.

1 comentario:

Ada Red dijo...

"... a veces, sólo a veces, echo de menos a aquellos que nunca me echarán de menos."

Esto a mí me pasa también, algunas veces.
Bonito y triste.
Así es la vida, algunas veces también.