El incienso inunda la habitación mientras el fantasma de Jeff Buckley merodea a mi alrededor. Su Allelujah sale de mi guitarra y no cabe duda de que hay algunas canciones que están tocadas por una varita mágica.
Empecé las vacaciones de primavera repartiendo abrazos, y firmo ahora mismo que termine igual. Los mejores tallarines que haya probado nunca y un mojito en el picnic fueron buen escenario para empezar este capítulo. Xan, Dani, gracias por todo amics, os estimo molt. Encuentros fortuitos, musicales y casuales llenan de planes los cielos de Madrid y otras ciudades a las que uno sueño con llegar. La noche terminó por una Castellana vacía a las 4 de la mañana con ausencia de viandantes a los que gritarle cosas. Por suerte.
Un sábado resucitador vacía los ceniceros del pasado entre ventanas que borran conciencias. Y unos ojos me dicen que pase, que olvide, que simplemente me deje llevar. Yo duermo, me dejo mecer por el sueño. Aunque haya que despertar.
El domingo fuí a tomar algo, y me lié. Mi consejera zen y guía espiritual me abrió del todo con sus manos frías. Y no me dolió, salió todo solo.
El lunes traté de hacerle caso a M. y buscarle la poesía a un disco duro. Pero fué imposible. Yo tengo un problema con los ordenadores y la tecnología. Siempre se me darán mejor las libretas con tapas negras.
Hoy creo que va a ser un martes de abrazos rotos. Ya os contaré...
1 comentario:
pUES QUE CONTINUEN LOS ABRAZOS...
saludos y salud
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