6/29/2010

Como una pesadilla que vuelve

Abro una puerta y te encuentro. Doblo una esquina y allí estás. Siempre detrás de mi. Allá donde voy. Robándome la luz y las ganas. Reabriendo las heridas. Que duelen y duelen, una vez tras otra. ¿Cuando me dejarás salir de aquí? No creo que sea tan difícil pedir que me dejen respirar. Me tomé una distancia sabática. El olvido es algo muy agotador cuando no te dejan olvidar. Tracé lugares que se salían de tus mapas. Y pensé que podía regresar. Que podría volver a ser yo. Que me dejarías. Pero no. Ahí sigues. ¿Qué quieres ahora? ¿No tuviste suficiente? Mis manos están tan lejos que parecen de otro mundo, y aún así, a veces, alcanzan a rozarte. Y aparece tu reflejo en todos los retrovisores. Flotando en medio de la inmensidad de este olvido. Sólo quiero mi vida, nada más que eso. Y que tú no estés en ella. Pero no me dejas. Y tendré que volver a escapar. Pero esta vez para siempre. Es la única solución que me dejaste. Gracias por nada.

1 comentario:

Palabras a tiempo dijo...

Siento lo mismo... y llevas toda la razón del mundo, es agotador olvidar cuando el resto no te dejan hacerlo... ¿por qué? supongo que para volvernos mas locos e irritar el corazon, pero ya está bien...