12/13/2010

A veces me acuerdo de ti en ciudades donde hace mucho frío

Al marchar dejó la puerta entreabierta. Como el que tiene miedo de lo que se va a encontrar y piensa que tal vez tenga que regresar. Cada vez más delgado y con las manos más estropeadas. Aficionado a las conversaciones casuales y trascendentales con compañeros de asiento en aviones que siempre llegan en hora. Aprendió a escribir refugiado en la cama, para evitar el frío que hace ahí fuera. Voló por el mundo y por descampados vacíos, pensando. Sí, eso es lo que más hacía. Pensar. Pasaron muchos meses. Años, quizás. La culpa fue dejando paso a la ira. Y la ira a la indiferencia. Se estableció en otro lugar. Volvió a veces. Buscando la redención. En cambio encontró un paisaje cada vez más feo. Ahí os quedais, dijo para sus adentros, en medio de una despedida a la francesa.

Y ahora sí. Cerró la puerta del todo.

2 comentarios:

Elena dijo...

Las puertas cerradas dan miedo

Nacho dijo...

Me encantan las despedidas a la francesa independientemente de que ahora sean consideradas inapropiadas. Sin embargo, hace no tanto era síntoma de educación el irse sin molestar ni interrumpir las conversaciones ajenas.

Muy interesante este blog, me gusta el aroma que destila.

Saludos.