Aterrizo en casa
cansado y solo
sin ganas de nada
Ceno algo rápido
y apago las luces
me acuesto en la cama por fín
al menos me quedan los sueños
Y de repente
en medio del silencio
algo rompe la paz
que habita en la noche
Y de repente
como un murmullo sin avisar
me llega un ruido
que pronto logro descifrar
son los gemidos del vecino de al lado
Y aún hay quien habla
de esa gran mentira
que es la envidia sana
Y yo tengo algo bien claro
Sólo existe una gran envidia
y es de todo menos sana
P.D: muchas veces me preguntan si lo que escribo en mi blog es verdad. Esta vez, desagraciadamente, os aseguro que sí. Pura y dura verdad. Qué bien se lo pasa el cabrón. Casi cada noche.
1 comentario:
mis vecinos eran asi, hasta que tuvieron un niño, jejejej
besos
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