Me ha pasado en dos ocasiones. He vuelto a dos lugares en los que me ha invadido algo extraño, que nunca había vivido. De repente, una sensación cálida recorre tu cuerpo de arriba a abajo y te das cuenta de que en ese sitio te sientes como en casa. Te envuelven todos los recuerdos y te atrapa un hilo de nostalgia de tiempos mejores, y comprendes que en ese lugar viviste algo parecido a la felicidad (aunque como siempre, en su momento no te dieras cuenta).
Hace un año volví a mi barrio, al lugar donde crecí, donde viví desde los 5 a los 18 años, los que probablemente sean los más importantes en la vida de una persona. Los años que te convierten en lo que eres. Hacía mucho tiempo que no iba por allí y daba un paseo con calma, de arriba a abajo, parándome en determinados lugares. Y por cierto, me pasó lo que dice Pedro Guerra en una canción: cuando creces, es como si las cosas menguaran. Me pareció que mi barrio había encogido, en apenas media hora recorrí prácticamente todo. O a lo mejor es que yo he crecido...
El lugar del que hablo es el Barrio Lucero, barrio obrero incrustado en medio del Distrito de Latina, en Madrid. Si tengo algo parecido a la patria, probablemente sea esto.
El otro sitio en el que me sentí como en casa, fué en mi facultad. Llevaba tiempo sin ir, y volví hace unas semanas (y tiene delito, porque trabajo al lado). Se trata de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Complutense, en Madrid. Si alguien lo conoce, sabrá que se trata de un lugar especial. Probablemente sea uno de los lugares más libres en los que yo haya estado. La libertad individual es absoluta: cada uno hace lo que quiere (a pesar de los esfuerzos del decano). La rareza arquitectónica del edificio, las pintadas, los carteles, la cafetería, y sobre todo... los recuerdos del lugar donde pasé 5 años que te marcan.
Nostalgia. Esa es la palabra.
1 comentario:
Javi, acabo de leerte, y me siento tan identificado con lo que decís.
Regresar a esos lugares que nos marcaron una vez que la vida nos separó de ellos...
Sólo eso.
Un saludo.
Zoilo
Publicar un comentario