11/01/2009

de halloween

Anoche llegué a casa a las 5 de la mañana. Madrid estaba lleno de ovejas que siguen a la manada. Es decir, que todo el mundo había salido porque era halloween, la americanada absurda de turno. Nunca había visto tanto gilipollas disfrazado junto. Yo ocupé la noche bebiendo latas de cerveza de los chinos en una cola para entrar a un garito(el Wurlitzer), que es una de las grandes atracciones de la noche madrileña. Al final entramos. No estuvo mal. Yo iba con tres chicas muy guapas (dos rubias y una morena), que siempre es un dato relevante a añadir. Y así presumo de las amigas que tengo.
Total, que todo esto viene porque llego a casa, me voy a acostar, y pongo el despertador. Exactamente igual que cada día. Me dormí. Y la odiosa y maldita alarma sonó a la hora a la que me levanto todos los días para ir a trabajar: las 7 de la mañana.
Me sentí tan absurdo que me puse a llorar, y empecé a plantearme seriamente no ir a trabajar el lunes.
Veré.

NOTA ACLARATORIA: por si alguien se siente ofendido: no eran gilipollas por disfrazarse, ya lo deben de ser sin disfrazar. Pero pretender asustarme, lanzar huevos a un autobús, o hacerse el zombie por la calle, es de ser gilipollas (con o sin disfraz).

1 comentario:

illeR dijo...

Los gilipollas que yo me encontre se dedicaron en volcar los contenedores de la basura al suelo ante el cabreo de los basuseros que se aproximaban...que triste las borracheras y la estupidez de algunos..