Tengo un vecino súper facha. En su cartera lleva una pegatina con la bandera franquista, pone a parir a los inmigrantes, a ZP, a los rojos, a los maricones, etc. Vamos, que es de los de manual.
Resulta que ayer vi a su hija de la mano de un alegre muchacho que la acompañaba a casa. Se la veía feliz.
El chico era un inmigrante latinoamericano.
Me pareció todo un acto de justicia poética.
5 comentarios:
Ole.
Ahora solo falta que deje al margen su vena fascista solo con el fin (porque asi debiera) de dejar ser feliz a su hija.
Pero me temo que esta gente no suele priorizar en cosas como estas.
Una pena.
Verás las paellas de los domingos....
olé por tu vecina
Como diria La Costa Brava!
Pues nada esperemos que la hija pueda ser feliz sin que el padre de el coñazo, aunque muy mal no lo ha hecho, no le ha transmitido sus ideas a la hija, lo cual ya es bastante en estos casos...
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