6/12/2010

la carta de un parado

esto empezó a escribirse mientras volvía a casa bajo el agua primaveral que cae a ratos. mis zapatillas con agujeros tienen una suela que en caso de lluvia fomentan mi desconocida afición al patinaje. tranquilos, no me caí. mientras tanto, iba escuchando música con unos auriculares viejos, que tienen un cable sujetado con cinta aislante, y que hacen que escuche música de fondo y siendo generosos. había pasado la noche bebiendo una litrona, un lujo que cuesta un euro con sesenta céntimos. traté de recordar la última vez que fui al cine, y no lo conseguí. y pensé que la felicidad material puede que sea ir al cine cuando te apetezca. o tal vez sea comprarte flores de vez en cuando, regalarte un perfume, o poder planear un viaje. aunque sea a un lugar cercano. ya nos encargaremos nosotros de convertirlo en el lugar ideal.
de pronto empecé a reirme del tipo que me habló por última vez de la crisis. él ganaba más de mil euros al mes. parecía preocupado. pobre.
y yo te juro que empiezo a cansarme de que la vida me haya embargado el futuro, los sueños y la esperanza. empiezo a cansarme.

2 comentarios:

Liedchen dijo...

Ánimo, Marlon, ánimo

mc clellan dijo...

Dice el refrán que de todo se sale. Y no queda más remedio que aliarse con la esperanza en tiempos difíciles. Pero es muy jodido. A mí también me empieza a dar mucho miedo todo esto, y eso que todos los días voy a la oficina. Supongo que los últimos años de bonanza eran sólo un espejismo. Pero uno se acostumbra demasiado rápido Yo todavía me acuerdo cuando, de cría, en casa no se compraban zapatos hasta que se rompían. O cuando mi amiga Paloma y yo comprábamos gominolas entre las dos y escuchábamos música con un sólo walkman, el mío.