Ayer, a la hora de la siesta, me puse a hacer zapping tumbado en el sofá. De repente encontre algo en uno de esos raros canales de la TDT. A los 2 segundos sabía de qué se trataba:
El marido de la peluquera.
Una de las películas más originales y tristes que haya visto nunca. No hace falta decir que al final no hubo siesta, y volví a quedarme prendado de la historia de ese tipo obsesionado con casarse con una peluquera, de sus extraños bailes moros, y de la tristeza feliz que inunda toda la historia.
Difícil reprimir el llanto con la carta de despedida de Mathilde.
Y película que sirvió de inspiración para una de las canciones más bonitas que se hayan hecho
1 comentario:
concidencias...hace unos días tuve la necesidad de escucharla y ponerla en el blog (me recuerda a una persona especial que pasó por mi vida)...y ayer aburrida en el sofá llegué justo a ese momento, ésa voz en off, me dejó ko, otra vez...
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