Los aspersores que se disparan automáticamente
a las 3 de la mañana.
El hueco ausente tatuado
en una cama lejana.
La música de algún vecino noctámbulo
y ladrón de sueños ajenos.
El peso de los remordimientos
que no llevan a nada.
El destino dibujando mapas
en algún rincón del pasaporte.
La sonrisa que se me escapa
y esconde plomo en sus entrañas
(gracias Machado)
Los deseos fragmentados
repletos de miedo confesable.
O tal vez sea simplemente
tu perfume
que se me quedó pegado
y no hay manera de quitarlo.
3 comentarios:
hmm... sonrisas, deseos fragmentados, perfumes...
:-)
...muchas veces me dejas sin palabras, emociones que suben por la garganta...
Fantastico!!
Quien no ha cambiado noches de sueño por suspiros con nombre...
Un placer leerte!
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