... se convirtió en mentira, después de incendiar los pasos que llevaban al futuro.
Miraste atrás y viste que no había nada, que se había evaporado todo. Menos el dolor.
Ese que vuelve a instalarse en tu pecho, y al que no le afectan los expedientes de regulación.
Y entre la maleza se escondia el recuerdo de lo que fuiste, y que ya no volverá.
La felicidad duró un segundo, y lo hizo a duras penas.
Y al final, todo, se convierte en nada. Tan fácil como cuando la vida se nos fué por el pecho aquella noche de verano. En sólo un segundo. Y no hay manera de que vuelva.
1 comentario:
Tristemente, durante estos seis meses...he vuelto a experimentar algo asi... que tu defines tan perfectamente "El recuerdo de lo que fuiste y que ya no volverá"...a veces es mejor que así ocurra...otras acabas preguntándote más de una decena de veces si era necesario que todo acabara...y que nada le siguiera a eso que antes era todo.
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