Un día estás disfrutando de las últimas horas de un puente eterno, sumergido en una rutina de películas bajo la paz de una cobija y palomitas recién hechas. De abrazos reparadores en un balcón con vistas a los tejados de Madrid, de charlas eternas en la madrugada de un piso por el que pasó una fiesta en forma de huracán. De fanta naranja y camel natural flavor sentados en un suelo de madera, de planes y promesas de futuro que se disfrazan de urgentes al verse reflejados en unos ojos. Y duermes plácidamente, en medio de una cama llena de paz.
Pero al día siguiente abres la ventana y ves al otoño disfrazado de invierno. Te escondes detrás de la niebla para que no te descubra la prisa de los días. Tratas de calmar tu pecho, pero a veces nada es suficiente, y te descubres a punto de matar a alguien (problemas del trabajo de atender a gente). Te lloran los ojos frente a la pantalla y sientes que el reloj viaja en trenes de alta velocidad. El teléfono suena a pesadilla igual que el despertador cuando rompe un sueño. Huyes, gritas, y te tambaleas. Pero nadie te escucha.
Entonces acuérdate de la calma que te espera en unos días.
Del sol que volverá a llenar todos los rincones.
De los abrazos que volverán a reparar tus sueños.
3 comentarios:
Tan sólo diré :
WHOW!! ME ENCANTA!! :)
A mi tambien me encanta!!!!
Un besote, Javitxu!
ainsss.... los abrazos.
:)
Un beso bipolar!
(de la que canta pero está triste)
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