10/08/2008

DE EXCAVADORAS Y VERSOS

Pablo siempre fué un buen tipo. Fuimos juntos a clase en el bachillerato. Cuando le conocí me pareció algo raro. Había tenido algunos problemillas con las drogas, que para un chaval de 16 años siempre es una curiosa carta de presentación. Nos sentamos juntos en clase, y poco a poco fuimos congeniendo, supongo que porque éramos bastante parecidos. Tenía sus particularidades: en mitad de alguna clase le tocaba el Orfidal, y a ciertas horas le tocaba psicólogo. No sé, supongo que todos tenemos nuestras cosillas, y él tenía las suyas.
Resulta que un día descubrimos que los dos escribíamos poesía, así que comenzamos con algo que decidimos denominar como "versos a pachas", con textos extraños donde escribíamos alternándonos los párrafos. Cuando acabaron aquellos años verdes, dejé de verle y no tenía ni idea de lo que podría haber sido de su vida.
Hace unos días volví a encontrarlo. Seguía igual que siempre. Resulta que ahora se dedicaba a conducir excavadoras, y en sus ratos libres seguía escribiendo versos. Se había casado con 23 años y tenía una hija de 2. Es curioso encontrarte con alguien del pasado y comparar cómo han ido nuestras vidas. Supongo que Pablo era feliz, a su manera, pero feliz. Nos tomamos unas cuantas cervezas, y acabamos jugando al billar y tomando unos spaguetti inmundos a las 4 de la mañana. Al día siguiente le esperaba el volante de su excavadora, donde seguramente se apoyaba para escribir nuevos versos.

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