3/12/2009

R.

Quiero a mi amigo R. como a un hermano. Juntos hemos pasado baches y curado heridas. Hemos compartido noches de estrellas en el pozo. Borrachera antológica en la playa de Alicante mientras volaban las cometas. Conversaciones de madrugada en las que terminábamos llorando. Horas de biblioteca en las que hacíamos de todo menos estudiar. Me ha cantado sus canciones al otro lado del teléfono. Hemos bailado y reído, mucho. Y nos han hecho daño, también mucho.

R. me llamó la semana pasada por un sólo motivo: para decirme que era increíblemente feliz. Y que ha encontrado a una mujer que le ha hecho sentirse así. Y yo me puse contento. Mucho. Ya tocaba.

Estoy seguro: al final siempre ganan los buenos.


P.D: me iría contigo al Sahara...

2 comentarios:

Álvaro Dorian Gray dijo...

Nos vamos haciendo viejos Marlon...
saludos y salud

Sara dijo...

Qué cosa, el amor... Que puede hacernos volar cual hermosas mariposillas o enterrarnos como ciegas lombrices... Siempre me ha llamado la atención lo poderoso que es.

Amémonos pues!!!

Besos para tí, para R. y para su chica!