Mi pregunta fué clara y concisa: - Te invito a volar conmigo. Y su respuesta no dejó lugar a dudas: - Lo siento, pero prefiero los aviones.
Desde entonces comprendimos que no buscábamos lo mismo, y seguimos nuestros caminos.
3 comentarios:
Anónimo
dijo...
Igual es que el aire dándole en la cara le mareaba, siempre puedes intentar acompañarle volando en avión... Cuando aprenderás que existen los grises... Un besote
3 comentarios:
Igual es que el aire dándole en la cara le mareaba, siempre puedes intentar acompañarle volando en avión...
Cuando aprenderás que existen los grises... Un besote
PD: Me ha gustado mucho esta actualización ;)
Ufff, es cierto que no sabe apreciar las hélices que se llevan por dentro.
Besos,
Vanessa
Les perdonas todo, excepto que no sepan volar? Como Oliverio cuando descubrió su lado oscuro del corazón...
Tienes un blog precioso... Enhorabuena...
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